Las consecuencias psicológicas del efecto yo-yo
Está claro que un mayor riesgo de mortalidad es, sin duda, la peor secuela que se puede derivar de una mala práctica sanitaria relacionada con las dietas de adelgazamiento. Sin embargo, los trastornos psicológicos, más o menos severos, son consecuencias muy negativas que hay que intentar evitar. El fracaso en la pérdida de peso, en especial si es reiterado, aumenta las probabilidades de padecer problemas relacionados con la salud mental, como el estrés y la depresión. Un estudio realizado en 4.800 personas que siguieron la dieta Dukan halló que hasta un 60% manifestaba un sentimiento de culpa por el fallo de la dieta.
El consenso FESNAD-SEEDO alerta de que un tratamiento inadecuado de la obesidad puede favorecer el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria, de enorme gravedad y peor pronóstico que la propia obesidad. El mismo documento cita, entre las nueve condiciones que debería cumplir el tratamiento dietético de la obesidad, la necesidad de que este tratamiento induzca una mejoría psicosomática, con recuperación de la autoestima, y que aumente la calidad de vida.
Analía Martin
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