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La hamburguesa más cara del mundo
Comerse más de 2.000 euros de una sentada. ¿Hay algún capricho que pueda superar este récord? Nos cuesta imaginarlo, la verdad, pero la realidad es que es terriblemente fácil conseguirlo. Desde luego, hay que ver cómo ha cambiado la comida rápida.

Ponerse retos en la vida es una buena forma de avanzar. Sorprendernos cada día y mejorar hasta llegar al máximo. No, no es una frase sacada de un libro de autoayuda. Es lo que suponemos que pensó el chef Diego Buik cuando decidió crear la hamburguesa más cara del mundo para poder ingresar en el Libro Guinness de los Récords. 

Y aunque pueda parecerlo, no era cosa fácil. Debía conseguir un producto apetitoso, innovador, original y que, además, superase los 2.000 euros. Buik llevaba a sus espaldas un buen número de récords relacionados con su producto estrella. Había sido capaz de vender más de 15.000 en un período de seis meses y, para celebrarlo, decidió organizar una cena especial con 100 hamburguesas únicas y diferentes. 

El festín que cualquier amante de las burgers hubiese imaginado. Así, claro, tampoco era tan difícil que pudiese llegar a conseguir la hamburguesa más cara del mundo. Aunque, ¿cuánto debió gastar durante el período de prueba? Mejor no saberlo.

 Desde su base de operaciones, situada en La Haya -concretamente en el restaurante. Esta obra maestra de la ingeniería hamburguesil se compone de carne de vaca japonesa Wagyu, langosta Oosterschelde infusionada con ginebra Hermit Dutch Coastal, foie gras, trufas blancas, queso Remeker, jamón ibérico, lechuga francesa, tomates japoneses y caviar. Una explosión de sabor nunca vista que, además, viene regada con una salsa que contiene langosta, café Jamaica Blue Mountain, vainilla de Madagascar, azafrán y salsa de soja. Pero nada de esto estaría completo sin su correspondiente ración de pan. Para su hamburguesa, el chef Buik ideó un brioche de azafrán recubierto con una hoja de oro de 24 quilates. 

Tan solo esta pieza ya supera los 100 euros, además de otorgarle una apariencia única y muy reconocible. ¿Quién nos hubiese dicho que, en lugar de ketchup, acabaríamos echándole oro a nuestra hamburguesa? 

Con todo, no se trata de un experimento creado únicamente para el Libro Guinness. Nada de eso. Cualquiera puede disfrutar de esta hamburguesa cuando le plazca. El chef tan solo pide que se avise con la antelación suficiente para reunir todos los ingredientes -que tampoco es cosa de cinco minutos- y realizar las preparaciones necesarias. Y por las reseñas que los atrevidos han ido compartiendo, parece que más de uno se ha animado a invertir esta pequeña fortuna en comida. "Siendo honesto, la hamburguesa más simple siempre es la mejor", ha reconocido el chef Buik. 

De hecho, lejos de acudir a los establecimientos más caros, este especialista asegura que su hamburguesa favorita es la que sirven en la cadena londinense, cuyo precio no supera los 18 euros. ¿Y se comería una que valiese 2.300 euros? El chef lo tiene claro: ni en broma. Sin duda, como experto en marketing no tiene precio. Menos mal que lo suyo es la cocina... Menos mal. 

Fuente: www.expansion.com
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